lunes, 2 de mayo de 2011

Cualquier día (02/05)

Siempre he soñado cosas raras y vivido cosas normales, ahora vivo cosas raras y sueño cosas normales.

Hace poco hice un ensayo –bueno, si a eso se le puede llamar así– sobre un tema de derecho y fue sinceramente una de las cosas más trabajosas que he hecho. Y eso que en cierta ocasión dije que derecho quería estudiar. Menos mal la suerte no estuvo de acuerdo y no estudié eso. Me pregunto por qué uno nunca sabe lo que quiere.

Por casualidad la conocí un día cuando me dirigía a clase, bueno, de hecho la conocí en clase, una clase a la que realmente no tenía por qué ir, no tenía por qué conocerme y sin embargo fue, debido a un accidente causado por mi mejor amigo, con quien veía dicha clase.

Al principio fue algo gracioso, realmente la clase, aunque interesante sin duda, no era muy asombrosa y por lo tanto era digna de ser descuidada. La escuché mientras se quejaba de las estupideces de mi amigo; recuerdo, entre tantas cosas, que me dijo que el primer día se habló con él, y se agradaron, pero que él a la semana siguiente la miraba mal. ¡Ay, Dios mío! Qué risa aquella con que escuché ese relato.

Cuanto más hablaba, que habló bastante, no puedo decir que no me agradaba más. Creo que pensé “¡Wow, sí existen personas dignas de así ser llamadas!” porque sus juicios eran excelentes, hasta los de Hellsing y su ‘amor retorcido’. Pero, hubo sólo una cosa que no me gustó, algo que dijo que no me pareció, algo que a simple vista hubiese pasado por superficialidad, algo que si me hubiese dejado llevar por el prejuicio nunca la hubiera conocido de la manera que ahora lo hago.

Luego de eso, empezó a hablarme sobre sus AMV…. ¡Ja! Yo ni idea de eso, así que me lo explicó. Me explicó cómo los hacía, con qué los hacía, por qué los hacía, etc. ¡Cuánta pasión! –Pensé– Esto nunca lo había visto en alguien más que no fuera…. ¿yo?! Entonces fue que creí conveniente comentarle mi pasatiempo, el de hacer DVDs; y bueno, comentarle sobre el proyecto macro –que si bien recuerdan, he declarado que salió un poco crudo, pero que no creo que mejor haya– y supongo que nos comprendimos en ese mismo momento. A ella le agradó esto y también lo que le dije de mis imágenes.

Después de esto sentí la necesidad de comentarle de mi escritura, de mí filosofía, algo que sabía que podría comprender, también de Silent Hill 2, de su OST, y que la mayoría de personas a mi rededor no comprendían, y que aún no comprenden. Resultó que a ella también le gustaba escribir y bueno, un punto más para notarla.

Por el momento aunque algunos de mis juicios habían sido crueles en su justa proporción, no hubo nada en ese instante que hubiese requerido de mi crueldad absoluta, o quizás la mitad de ésta, que ya es bastante.

Algo que quizás la incomodó fue mi gusto en exceso por la computación, creo que notó eso y eso quizás no le agradó mucho, al igual que la explicación del porqué el sufijo de mi correo “386enh” que tenía que ver –como ustedes ya saben– con Windows DOS y su subsistema de 16bits…. Bueno, ¿por algo estudio electrónica, no?

La charla continuó, entre los tres (ella, mi amigo e yo) o más bien entre sólo los dos; luego llegó el ex-novio de ella y la charla continuó pero ahora ya no con los temas de los pasatiempos mutuos sino una crítica bastante pesada sobre películas, pues él, su ex-novio, parecía ser muy exigente en cuanto a cine se refiere al igual que yo. ¡Ay Dios, me imaginan a mí criticando de la forma más dura posible el terror americano, exaltando sobre manera el terror asiático, el psicológico!

Y luego, como si la crueldad fuese poca llegó una amiga de él, mi mejor amigo, y se puso a hablar de todas las payasadas de Disney, que Hanna Montanna, que High School Musical, que no-sé-qué otra tontada… y entonces, cómo dos animales salvajes su ex-novio e yo empezamos a criticar, de la manera más fascinante y cruel. Ahora que lo pienso, tenía razón al no querer hablarme y sentir lo que nunca quiero inspirar: miedo.

Otra fuente (ella) me dice que también critiqué a Evangelion como negativa a la recomendación de éste por parte de su ex-novio, la verdad no lo recuerdo, pero supongo que sólo dije “¿Cómo era posible que pensaran que era algo teológico cuando sólo eran argumentos tipo raelianos?” Y supongo que también “¿Cómo alguien puede recomendar algo que ni siquiera entiende?”

Intercambiamos, yo mi correo, ella su cuenta de YouTube. Me tuve que ir, nos despedimos todos, todo se acabó. Ocasionalmente la encontraba, yo que nunca saludo a nadie, la saludaba pues era digna de eso. Ella en ese momento tenía otro, para mí en ese momento las mujeres estaban muertas…¿aún parecen estarlo?

Recuerdo que al ver su video, el de Avatar, quedé asombrado con la coherencia entre los bajos y altos de la música y los momentos del vídeo. Con poca asincronía –la clásica de YouTube– seguía el ritmo de la música. Explosiones, momentos de acción –los llamados por mí de ansiedad, de afán– tan, pero tan coherentes como si fuese oficial, además de usar esas canciones OST, pero no como las que degusto yo, sino esas pesadas, esas de afán… ¿o de marcha?Eso me agradó bastante. Puesto que yo, un amante de la buena música, alguien que puede ver las ondas de ésta sin que ésta sea de ese género ‘Reggae’, con letras y solos fascinantes, con progresiones alucinantes, cómo no podría sentirme bien, o al menos fascinado al ver cómo alguien respetando los altos y bajos, las progresiones y los momentos especiales de la música le hacía homenaje a ésta mezclándola con sus gustos. Es como encontrar ese ‘sector neutral’ –así lo llamé en cierta entrada mal escrita de mi otro blog, mal escrito también– de pasatiempos, de modo que fuesen uno sólo, que ninguno de los dos se opacasen sino, por el contrario, se complementasen.

Ocasionalmente hablábamos por internet, digo ocasionalmente porque casi no me conectaba, pero cuando lo hacía y ella también, hablábamos y hablábamos, horas y horas, ya fuera de filosofía, o de Silent Hill, o de anime o hasta de música. Recuerdo que me mandaba los links para escuchar su música y darle mi opinión. Estos encuentros virtuales cada día fueron más comunes y una gran amistad empezó a crecer, pero de manera exponencial, cosa que siempre me extrañó.

Tengo un recuerdo muy nuboso dónde yo le mostraba mis botones con frases célebres y mi peluquín. (El peluquín fue una cabellera que hice a partir del cabello de Hakudoshi) Debido a esto me pidió que le hiciera unos para dárselos a la prima para navidad. Efectivamente así lo hice, y así aún más nuestra amistad siguió creciendo hasta que…. me quedé sin computador casi un mes.

Cuando volví a aparecer en su vida, y ella en la mía, creo que fue un alivio para los dos, yo extrañaba hablar con ella, de hecho ella era la única razón de que me conectase –cosa que aún es– dado que de los programas de mensajería y las redes sociales no soy un fanático, y sé que también ella me extrañaba mucho.

Leyendo los historiales no puedo contener la risa, es simplemente grandioso leernos a nosotros de ese tiempo y también llega la intuición obscura: “¡Oh, Dios, cuántos errores ortográficos cometí!” De mi parte lo más destacable es que constantemente le expresaba mi aburrimiento puesto que todo me parecía predecible. –Fíjense en esto que es importante, después sabrán por qué–

De hecho ese primer encuentro después de mucho se dio gracias a la negativa de poder matricular materias, éramos tres, los mismos de la primera vez… ah, y por cierto, algo que no dije es que al principio tuve problemas con mi cuenta y no podía ver a algunos contactos conectados o hablar con ellos, entre esos ella, como si el destino no quisiese nuestra unión. Hablamos toda la noche, esperamos juntos hasta las cinco de la mañana y nada.

Al final, de los tres, el último que matriculó fui yo. ¡Ah, ¿pero a quién se le ocurre cambiar la plataforma en tiempo vivo?! Luego de ese hueco en nuestra historia seguimos hablando aún más.

Entre tantas cosas de las que hablábamos estaba Silent Hill 2 cosa que, como ya lo expresé, le agradaba. Básicamente le contaba mis intenciones con el juego y también le explicaba más profundamente la trama y todo eso, tanto compartí con ella eso que terminé por pedirle que me hiciera un AMV sobre Silent Hill 2.

Este AMV es de la canción “Waiting for you” del OST de Silent Hill 4, pero yo quería que el AMV fuese enfocado a Silent Hill 2, y quería –y quiero aún– incluirlo en el proyecto que tengo con ese juego, la verdad es que me gustó mucho la canción, sabía que ella era buena haciendo eso y además sabía que ella en suma entendía el juego. ¡Ahí está! –Pensé– ¡Ella es la indicada, ella es la indicada!

Vino entonces ella a mi casa, vino para que le pasara los vídeos de Silent Hill en una calidad aceptable, también me mostró cierto ‘dorama’ con el que pudo comprobar que lo de la predictibilidad era cierto. Pasamos todo el día aquí, en mi casa, para qué la pasé muy bien.

Iniciamos clases, ella en lo suyo, yo en lo mío, sólo veíamos una clase juntos. Tanta era nuestra ascincronía que yo le decía en forma de burla “¡Estamos sincronizados para no sincronizar!”. Como después de esa clase ‘en común’ ella tenía un hueco, de esos huecos de una, dos horas, donde la ida y vuelta no es una opción, la acompañaba.

En una de esas veces –como en la segunda, me parece– me estaba contando sobre ella y me habló de una vez en que por ira perdió la razón y, sin embargo, fue muy decente. Recuerdo cómo repetía “¡¿Por qué tuve que mantener la educación?!” cosa que me hizo pensar en cuán bondadosa era y pensé “Pobre, en realidad es una muy buena persona.”

En los días siguientes –muy pocos días después de lo anterior– le invité a ver una película, “Los trece fantasmas”, y mi cabeza loca olvidó todo. Es normal para mí olvidar todo ya que tengo muy mala memoria, supongo debido a que en mi infancia nunca necesité de ésta y mi ego en su deseo de autocontrol le quitó las funciones a ésta, así que yo soy ese tipo desordenado, desmemoriado, desfechado y desubicado.

Llegado el día de la invitación, me preguntó ella la hora de venida a mi casa e yo, sin recordarlo aún, –y eso que mi hermana me lo había recordado– le pregunté que de qué hablaba, cosa que la ofendió mucho.

Yo en un instante de insensatez, y realmente de vergüenza, fui a su casa en señal de compensación, aún no sé por qué lo hice, ustedes saben que yo no soy tipo de disculparse ni nada por el estilo, pero igual lo hice. Llegué allí, llegué a su casa.

Bueno, la verdad llegué a unos cuantos pasos de su casa ya que no conocía el lugar ni tampoco me podía ubicar bien, como cosa rara. Me bajé del bus y ahí estaba ella esperándome. Como en la universidad le había ganado una apuesta, la única que le he ganado, dijo que me la iba a pagar. ¿Saben de qué forma? Ah, pues comprándome un helado grandísimo, con frutas y todo eso pero…. a mí no es que me guste mucho el helado, ni lo dulce, ni las frutas. Así que pagándome la apuesta pudo vengarse de mí viéndome preso mientras yo trataba de comerme ese helado, creo que en parte lo merecí. Recuerdo cómo su tono cambió, cómo se tornó ahora desafiante y coqueto, me decía “No sé, pero te lo comes todo.”

Yo al principio en mi mente trataba de resolver la situación (comerme eso rápido), creo que en uno de esos momentos de ansiedad dejé escapar una mirada de esas crueles que, después de recordar a aquella chica de “¡¿Por qué tuve que mantener la educación?!”, extinguí rápidamente. Finalmente al observar esas dos caras opuestas y viendo que eran la misma persona decidí entonces llamarla María.

¿Por qué María? Porque María en Silent Hill 2 representa esa ambigüedad, esa de que quiere y no quiere, que ama y odia, que es buena y mala y que, sobre todo, enreda al protagonista (James) en sus juegos y éste, gustoso, le ayuda a enredase para ahorrarle esfuerzos a la pobre. –Eso sin contar a María, la de Sábato, la de El túnel– Usted juega a la mala y a la buena, pero… –Le decía– ¿quién es realmente usted, María?

Luego me llevó a su casa me mostró algunos AMV suyos y como si fuese poco me mostró algo que no pude predecir (algo de Bleach), desde ese día tiene el gran propósito de ‘Desordenar mi mundo, mi orden, o mi desorden’, ahí se rompió mi lema: “Me da igual.”. También ese día hice otra apuesta con ella. (Ignorando le evidencia empírica.)Yo siempre he sido un ser nocturno, trasnochador como un vagabundo, pero no muy buen madrugador, ni siquiera por el refrán “A quién madruga Dios le ayuda.” al que respondo sin duda “No necesito que me ayuden y menos ese.”, sin embargo ella sí, ella es una excelente madrugadora y muy mala trasnochadora, pésima, tan mala como yo en los deportes. La apuesta consistía en aguantar indefinidamente levantarnos a las cuatro de la mañana (aún sin tener que madrugar) y conectarnos.

Aún pienso en lo que me hizo aceptar esto ya que para mí sí era un reto, para ella era sólo un día de madrugar más. Terminado todo y acordado eso, regresé a mi casa, ¡Ja! a que fue un día de locos. Por cierto, al primer día perdí la apuesta, sin embargo me dio otra oportunidad, que, aunque no lo crean, se convirtió como en cuatro.

Por cuestiones del destino, y si lo es, y es escrito por Dios, éste es muy mal libretista, qué coincidencias más absurdas, pero que agradezco de todo corazón; mi horario lo había hecho todo en base a una sola clase: Física. Realmente la clase me encantaba, el profesor era un excelente profesor y la clase ni se diga, pero… cambiaron al profesor y pusieron a otro que, en una palabra, me asqueaba. No lo resistí más, dos clases con él y cancelé. Precisamente ese día fue el día en que por vez primera me robaron, pero gracias a Dios fue de una manera exótica.

Una situación cómica viví con ella, o bueno, digamos que algo gracioso pasó. Cierto día estando yo y se suponía ella también en clase me fue a buscar con compañía, para esperarme. Cuando salí no la vi y pasé de largo, pero de esas cosas raras que pasan, un amigo mío se resbaló y cuando di la vuelta para burlarme de él, y ayudarle también, la vi. ¡¿Usted aquí?! –Le dije– ¡¿Por qué no me llamó?! Bueno, la verdad es que al ver que yo no la saludé ella decidió seguirme, en verdad, ¡qué vanidosa! esperar a que fuese yo quien la saludase y por eso le dije: “¿Hasta qué punto iba a seguir sin siquiera decirme algo?” Ella dice que no, “que no quería interrumpir” que “me iban llevando” Por esto y más me empezó a llamar “Tonto”. ¿A que es gracioso, no?

Como ella ya me había somatizado sobre una profesora con quien yo veía una clase, decidí cambiar mi horario y cambiar esa clase de profesora, y no lo hice antes no porque la tortura no hubiese sido lo suficiente, sino porque física me lo impedía, pero viendo que física no estaba, podía yo mover todas mis clases y reacomodar el horario. Al final, terminé viendo yo todas las clases con ella y mi amigo, de los míos el mejor. Le decía yo “¿Ahora no estamos tan asincrónicos, no?” a lo que ella respondía “Eso parece.”

¿Así cómo no conocernos más, y cómo no compartir más cosas? ¡Ja! y como si fuese poco la coincidencia hizo que yo matriculase una clase que precisamente con ella veía y luego, delante de ella matriculé otra con la que también pasaba eso. ¡Conque ya no estamos sincronizados para no sincronizar! –Le decía ahora– ¡Parece que le ganamos al destino!

El primer día de la semana en que entraría en juego estas modificaciones llegué furioso a clase –ese día perdí hasta mis anteojos– porque tenía un trabajo largo que hacer y me había quedado dormido. Pobre ella, tuvo que aguantarme así y lidiar conmigo. Luego tendría también que lidiar conmigo pero casi moribundo, ¿pero saben? eso no lo contaré.

Aprovechando la sincronía decidí acompañarla a la peor de sus clases, Estàtica. –Nótese con qué la acentúo– Hasta tomaba apuntes y todo, creo que en parte mi presencia allí le hacía sentir un poco más de seguridad.

Un mal entendido más, nuestra primera pelea fea… dejé de ser “Tonto” para ser “Feo”, porque digo cosas feas. Luego otra pelea fea, la de ‘la mala influencia’. ¡Oh, qué tortura aquella, se me hizo eterna! La verdad no hay nada más terrible que estar enojado con ella, es un estado que no se lo deseo a nadie. Aunque la reconciliación compensaba todo aquello, y entonces nos juntábamos más y más.

Y así sucesivamente, más juntos, más juntos. Empecé entonces yo a llevarla a parques –sitios a los que parecía no ir desde hacía mucho– y fue precisamente en un parque que me di cuenta cuán importante era ella para mí, cuánto la quería. Y por cierto, en un parque iniciamos, aún lo recuerdo. No sabía si era lo correcto, hacía tiempo ya que yo me había negado todo aquello (lo de los dos pases), para no lastimar más, y también porque ya me había cansado de eso, a la final las relaciones eran tan innecesarias que carecían de sentido, sin contar que yo de novio siempre fui un maldito, ¡ay!, es que en ese tiempo no era nada mejor que observar cómo, después de toda esa apatía de mi parte, empezaban a sentir desamor por mí. Con ella no quería eso ya que ella sí me importaba mucho.

Y entonces es en esos momentos en que me provoca mirar el cielo, pero ahora no encuentro el sol. Está, pero está tras el rostro de alguien, alguien muy especial para mí. Lo tapa, no puedo verlo, ya no creo necesitar verlo. Ahora creo que la necesito a ella.

Recuerdo cómo hace tiempo enterré todo aquello, bueno, más que enterrar sumergir en lo profundo de mi inconsciente, pero cuando ella llegó, todo eso lentamente (pero poderosamente) fue volviendo a la superficie y fue entonces cuando me vi envuelto en su comprensión, risa, tortura, amor y juego. Entonces comprendí que aquello que cuerdo estaba, que había dejado atrás había vuelto, pero no para quedarse estancado, sino para contagiarlo de esa locura.

Otra situación cómica fue la última vez que entré con ella a estàtica, sabía yo que algo malo pasaría, lo presentí, y ella terca en hacerme entrar. Entré a la clase, había quiz –vaya palabra, ¿anglicismo, verdad? – y entonces pasaron la hoja de asistencia. Yo como no pertenecía a esa clase no firmé, pasé la hoja, en medio de la prueba, al viejo ese se le dio por contar y comparar la asistencia. Todos vivimos unos cuantos minutos de adrenalina en aquel momento, yo por ejemplo agradezco dicha sensación, fue única, fue genial, por su parte ella se pregunta cómo le pude perdonar yo eso.

Recuerdo algo que quizás fue el detonador de todo, algo que me hizo notarla aún más interesante: su definición de mí, “Un yacimiento al cual debo llegar lo más profundo”, inmediatamente pensé que ese yacimiento, que soy yo, es un yacimiento de locura, y que lo que ella está haciendo va acorde con esta definición. Esto realmente me encanta, y me enloquece más. Pero también llega una intuición obscura, una intuición tan terrible que de sólo pensarla me estremezco: ¿Y cuándo se me acabe la locura? ¿Qué hará ella conmigo? Digo que la locura se ha de acabar puesto que aún soy humano y por tanto carezco de aquella locura divina.

Por el momento sólo quiero proveerla de una cantidad enorme de locura, que nunca le falte, y ojalá que aquel funesto día en que se me acabe la locura, nunca llegue. Ojalá Dios tenga una copia de seguridad de mi mente, créanme, después de esto la locura me ha consumido casi en mi totalidad.

Para mí ella es un corto circuito, un corto en lo más profundo de mi psiquis.

Hay tanto por decir y tan poco tiempo, cabe aclarar que la mente ya no da más, es muy difícil recordar y que ya es tarde. Lo siento BRQ, yo quería hacer esto más temprano pero por múltiples razones no pude.

Hablamos y hablamos. Hablamos en persona, hablamos por internet, hablamos por teléfono. Y a mí me parece que es poco. Es tan agradable hablar con ella, ¡es que ella simplemente me encanta! Lo único malo de todo es que duda de mí y no sé por qué lo hace. Yo he intentado de todo para que no dude y aun así no he podido que deje de hacerlo. No sé porqué tiene la capacidad de deprimir y animar al mismo tiempo. Y sin embargo lo único que deseo –o por lo menos lo que más– es que no dude de ese sentimiento que tengo hacia ella. Increíblemente es fuerte, creciente e intenso, y sin embargo aún duda, aún duda de éste, e indirectamente de mí.

Pensar en ella es uno de mis pasatiempos favoritos, imaginarla, soñarla. Sonará ilógico pero en verdad me hace soñar, soñar de verdad.

Después de todo, me eché frente a mi casa y vi el cielo estrellado, las estrellas siempre fueron hermosas, pero esta vez estaban mejor, eran más brillantes y formaban figuras más claras y no tan crueles. Fue entonces cuando me di cuenta que por primera vez en mucho tiempo tenía una ilusión. Ahora sé que la tengo, ahora sé cuál es.

¡Feliz cumpleaños BRQ! Esto es para usted y por usted.

Perdone lo poco, la quiero en demasía.


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