No quiero dar mi opinión frente a esa entrada, sólo quiero que si leen esto, por favor también la lean. Casi no he escrito nada, o al menos nada que valga la pena, y la verdad creo que no he estado lo suficientemente cómodo para hacerlo, o inspirado, me inspira el desorden, pero lo que en mi caso estoy viviendo va más allá y no puedo obtener nada de ello, es más me incomoda, me inhibe, me reprime, me inhabilita.
Creo que el verdadero problema está en mi forma de ver el mundo, yo soy un realista optimista (más realista que optimista), realista porque soy consciente de lo que la vida acarrea y optimista porque sé y creo que por más cosas malas que la vida tenga ésta tiene sentido, y el sentido se lo damos nosotros. Sólo basta con reírse para entender el verdadero sentido de la vida, vinimos ó vivimos para reírnos, eso me hace feliz y me hace superar el miedo natural del humano frente a la vida (aunque diga que éste es frente a la muerte); y en fin volviendo al tema, es que esta manera de vivir sólo es interrumpida por el caos, pero un caos armónico ó al menos uno que tenga sentido, un caos que me acorrale hasta sentir que no puedo más y me divierta y me haga reír hasta más no poder.
La amistad siempre ha sido esa clase de unión desconocida para mí, aún teniendo amigos y los llamados ‘mejores amigos’ debo reconocer que me es algo realmente desconocido.
Hace un año y 30 días me encontraba yo con mis amigos haciendo un trabajo de clase, se trataba de hacer un modelo de casa en miniatura y nos reunimos a hacerlo. No sé por qué razón andábamos tanto juntos, éramos todos tan diferentes y aún así la pasábamos bien, todos en grupo siempre andábamos riéndonos; así que para hacer esa casa necesitamos hacer más de una sesión de trabajo y la verdad fue que el único día que trabajamos en serio fue el jueves, a un día de la entrega, puesto que nos la pasábamos recochando, vagando, en fin haciendo nada.
Lo más gracioso del caso es que nos divertimos haciendo esa casa, o bueno al menos yo sí, ya que siempre hacíamos cosas divertidas de intermedio como escuchar música, jugar a cualquier cosa, pintarnos y también a golpearnos (supuestamente era una especie de entrenamiento de Hapkido o algo así).
Lo cierto es que terminada la casa, antes de pegarla a la plataforma, de la forma más gay posible, empezamos a hacer una especie de ritual que consistía simplemente en escribir algo debajo de la casa, ya que una vez puesta ésta se ocultaría todo lo que hubiésemos escrito. Todos escribimos cosas, o debo decir ‘maricadas’ ya que todas eran en su mayoría estupideces, quizás yo fui el único de los cuatro que escribió algo serio ya que puse algunas de mis máximas filosóficas; al final, una vez más de la forma más gay posible, afirmamos que si la casa por algún motivo era destruida, nuestra amistad también. Creo que si hubiese sido tan ridículo como las películas modernas, hasta un pacto de sangre hubiésemos hecho.
En efecto me la dieron a guardar a mí ya que de todos creo que el más responsable era y soy yo, luego la dejé en un lugar potencialmente seguro y la olvidé como suelo olvidar a las cosas y a las personas. Por razones desconocidas la casa se dañó y lo mismo le ocurrió a nuestra amistad. No fue culpa mía, al menos en el caso de nuestra amistad, ni tampoco de ellos, o más bien fue la culpa de todos, pero ¿cuando todos tienen la culpa no es mejor decir que nadie la tiene?
Al final, creo que nos alejamos tanto los unos a los otros que era evidente que de esa amistad nada quedaba y también debo admitir que fui yo quien más lejos de todos quedó. Ahora sólo sé que cuento con la amistad de dos, pero cuento con ellos como cuento con la Happy Hour de Rapidshare; con el otro siento que le molesto, y eso que fui yo quien lo inició en el ‘bajo mundo’ que es el anime.
Siempre mis discípulos me han superado, quizás porque muchas veces las cosas olvido o les pierdo el interés, lo cierto es que por más difícil que sea admitirlo mis discípulos siempre me han superado y a la final casi odiado.
Para concluir diré que la amistad sí existe, es sólo que ésta no dura nada, es decir, que al igual que los valores están sujetas a un determinado tiempo y a una determinada necesidad. Con esto no quiero decir interés es sólo que muchas veces siento que con los demás hablo por necesidad, porque lo necesito, porque si no olvido cómo hablar, me olvido del idioma. Es natural para el ser humano ser solitario y llenarse de cosas, llenarse de cosas para que le hagan parecer lo menos natural posible.
Bueno, eso fue lo que a mi mente vino al ver el cascaron de la casa.